martes, 10 de noviembre de 2015

Llegada de los Españoles.


La presencia de los españoles significó una gran revolución para los indígenas: por una parte se encontraron con un nuevo y poderoso enemigo, por el otro los españoles involuntariamente hicieron un gran aporte a su cultura: en el siglo XVII los tobas comenzaron a utilizar el caballo y pronto devinieron en un poderoso complejo ecuestre en el centro y sur del Gran Chaco (Chaco Gualamba). Se volvieron hábiles jinetes pese a que su territorio estaba en gran parte cubierto de bosques y selvas (al andar a caballo bajo los árboles solían llevar sobre sus cabezas un cuero hábilmente sujetado a su cuerpo, para prevenirse de las espinas de los árboles y de los ataques de los pumas y yaguares que sorpresivamente les podían saltar desde las ramas).


Con la adopción de la equitación pudieron extender sus correrías, transformándose en las etnias dominantes del Chaco Central (aprovechaban los plenilunios para cruzar con sus caballos el río Paraguay y asaltar las poblaciones cercanas a la orilla izquierda de dicho río, actualmente en la nación homónima). También el dominio del caballo les permitió avanzar hacia el Chaco Austral e incluso realizar incursiones relámpago en las zonas correspondientes al noroeste de la región pampeana. Desde sus caballos, armados con arco y flecha cazaban no solo animales autóctonos sino el ganado vacuno de origen europeo.

Los tobas resultaron ser una de las etnias que mayor resistencia opusieron al intento de transculturación y usurpación del hombre blanco en la región chaqueña, llegando en 1858 a amenazar la ciudad de Santa Fe.


Los españoles se dedicaron también a la incorporación de los aborígenes a la religión cristiana.

De todas formas, la invasión de los españoles llevó a la explotación de la mano de obra indígena, la discriminación racial, la violencia contra los tobas y otras naciones indígenas y el continuo apoderamiento ilegal de las tierras por parte de los hacendados blancos.

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